lunes, mayo 20, 2024
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EL PERRITO MIGRANTE DE VENEZUELA QUE VIAJA EN LA BESTIA

Junto a su humano, Beethoven ya recorrió más de 4 mil kilómetros.

Arriba de La Bestia viaja un perro labrador, como si fuera un ser humano, desde la Ciudad de México y hasta Guanajuato, sin papeles, rumbo al sueño americano. El perro se llama Beethoven. Y acompaña a su amo Jesús Rivas Oropeza, un comerciante venezolano que no tuvo corazón para abandonarlo.

“Me lo traje”, platicó Jesús Rivas, quien salió de Venezuela hace 20 días. “No lo podía dejar”.

El perro se ha portado bien. Se subió a una lancha en la selva, recorrió las montañas y se trepó a La Bestia en la Ciudad de México, como miles de venezolanos y guatemaltecos que viajan todos los días por el país.

México vive una crisis migratoria. Miles de sudamericanos centroamericanos pasan en su ruta hacia el norte del país a la frontera con Estados Unidos, saturando los ferrocarriles. Todos los días entre 1,000 y 1,500 personas llegan a las estaciones del tren de Celaya y de Irapuato.

Jesús Rivas, de 26 años, vivía en Puerto Ayacucho, en el estado de Amazonas, en Venezuela. Jesús trabajaba de comerciante pero ya no le alcanzaba el dinero para vivir y no podía alimentar a Beethoven. Cada bolsa de croquetas le costaba 10 dólares. Así que Jesús tomó la decisión de irse a Estados Unidos y llevarse al perro.

“Pasé de Colombia a la selva del Darién, en Panamá no me quisieron traer los camiones, en Costa Rica tampoco, en Nicaragua, en Honduras, en Guatemala, y en México hasta Arriaga, hasta Chiapas hasta ahí nos trajeron”, explicó Jesús sobre cómo fue el viaje hasta terminar en Irapuato, debajo de un puente.

A un costado de las vías del tren, esperan a La Bestia, para seguir su ruta. Jesú cargará a Beethoven y lo sujetará en el trayecto para que no se caiga.  “Nunca jamás lo dejaría”, dijo Jesús, abrazando al perro.

“Gracias a Dios conocí unas señoras en Oaxaca que están en Texas, me están echando la mano, me van a ayudar a pasarlo (a Beethoven), tampoco todo el mundo haría eso. Me siento alegre, porque voy viajando con él, no lo he dejado, hemos caminado, los camiones nos han traído”, expresó Jesús.

Jesús Rivas y su perro labrador han caminado juntos miles de kilómetros, cruzaron la mortal selva del Darién, abordaron el autobús y pidieron “raite”, pero jamás Beethoven y Jesús se han separado.

“Anoche nos venimos de Ciudad de México en el tren y llegamos aquí gracias a Dios con el apoyo de todos”, contó Jesús, en el campamento en donde una asociación les ha llevado de comer un plato de lentejas. “Me he encontrado personas buenas por el camino y quiero salir adelante y allá me espera mi tío él está en Georgia, en Atlanta, allá vamos a llegar con la bendición de Dios.

«Es un hermano de mi mamá, se llama Joan Oropeza”, contó Jesús Rivas. “Y vamos a llegar los dos. Los dos juntos”, recalcó.

Con información de La Silla Rota.

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