El primer viaje al exterior de Claudia Sheinbaum como presidenta de México a la Cumbre del G20 en Brasil representa una oportunidad para ganar apoyo internacional ante el próximo regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, foro en el que la mandataria desafiará a las potencias militares con una propuesta anti armas.
A diferencia del expresidente Andrés Manuel López Obrador, que nunca viajó a esta cumbre anual, Claudia Sheinbaum aprovechará su papel como la primera mujer jefa de Estado de México, propuso destinar el 1% del gasto armamentista global a reducir grandes problemas, como la pobreza y la desigualdad de género.
Para defender su proyecto, Claudia, presento el programa campesino “Sembrando Vida”, creado por López Obrador, como ejemplo de que “en vez de sembrar guerras, se siembre vida y se siembre paz”.
La mandataria expuso en una conferencia que en 2023 se destinaron 2.7 billones de dólares para las armas en el mundo y “en los últimos años creció casi tres veces más el presupuesto al armamentismo que como creció la economía mundial”.
Ese 1% supondría unos 27,000 millones de dólares, casi la mitad de los 46,400 millones de dólares solicitados por la ONU en su “Panorama humanitario mundial 2024”, para ayudar a 180 millones de personas en necesidades extremas.
Bárbara González, internacionalista experta en comunicación política, consideró que la propuesta de Claudia Sheinbaum “ganará titulares y se escribirán columnas elogiándola”, aunque difícilmente será tomada en cuenta por las grandes potencias militares, particularmente Estados Unidos.
La especialista descartó que la iniciativa provoque una tensión diplomática real, y evaluó que podría generar una reacción de Trump, quien desde el gobierno de López Obrador “entendió bien que el discurso del oficialismo en México es eso, discurso”.
No obstante, la experta advirtió del “contraste de esta visión pacifista que se promueve en el exterior con la militarización en México” impulsada por el partido Morena, desde el gobierno anterior.
“La propuesta asume que fuera de México no se conoce el vínculo entre el oficialismo y la militarización del país”, apuntó Bárbara, una relación que se observa en la delegación de los megaproyectos a las Fuerzas Armadas y la reforma para ceder al Ejército el control de la Guardia Nacional.