La ex hacienda Dzoyaxché, que forma parte de la reserva ecológica de Cuxtal, tiene varios atractivos, entre los que destacan paseos en «truck», visitas a un cenote, estanque para nadar, área de juegos rústicos, sitio para acampar y parte de antigua maquinaria con la que se procesaba la fibra de henequén.
Dzoyaxché es el punto final de una visita a las siete ex haciendas que se ubican en las 11 hectáreas de la reserva.
Se cuenta también con una guía ilustrada de la Reserva Cuxtal, que contiene información y fotografías de las ex haciendas que forman parte de la reserva.
La vegetación de Cuxtal, recuerda el entrevistado es de tipo baja caducifolia, en distintas etapas de regeneración, y la fauna característica es el venado cola blanca, armadillo, reptiles y diversas especies de aves.
También hay varios cenotes, algunos de los cuales pueden visitarse como en el caso de Dzoyaxché, que tiene escaleras de acceso e iluminación.
La subcomisaría de Dzoyaxché, que se ubica a 32 kilómetros de Mérida, colinda al sur con Huayalce y al norte, con Molas.
El primer propietario del inmueble del que se tiene referencia fue el Sr. Francisco Martínez de Arredondo y Castro, en 1952. Al fallecer, se le adjudicó la finca a la Sra. Josefina Molina Vda. de Martínez de Arredondo, quien vendió una parte, en abril de 1962, a Nacional Financiera.
Los muros, techos y máquinas sobrevivientes de la ex hacienda henequenera son testigos del esplendor arquitectónico que tuvo en otra época. Esos vestigios se advierten también en jardines y corredores.
Una de las peculiaridades de la casona principal, de estilo colonial, es que se levanta sobre un cenote.
Cuenta además con estanque y noria, que se modificaron para utilizarse como alberca. La capilla del lugar, dedicada a San Nicolás Tolentino, se construyó en 1926. Del 10 al 20 se septiembre se celebran las fiestas tradicionales en honor al santo patrono, con gremios, bailes populares, procesiones y novena.
En este lugar se puede pasar un día de campo, disfrutar del aire libre y de las instalaciones. También se puede llevar asadores portátiles para preparar parrilladas. También trasladan neveras, sillas y mesas plegables para sentarse a almorzar.
El recorrido por la ex hacienda abarca la antigua ex casa de máquinas y el cenote «Dzonot-Ich». Los niños pueden jugar en los jardines y en las esculturas de piedra con imágenes de animales propios de la zona.
Para quienes lleguen temprano, cerca del estanque hay una palapa con mesas y sillas, ideal para descansar mientras los pequeños disfrutan de un chapuzón. También hay un área de juegos rústicos, donde los niños pasan también ratos agradables.
La entrada a la ex hacienda es libre. El visitante sólo paga por los servicios que solicita, como el paseo en «truck», el uso del estanque o el acceso al cenote.