El inicio de la Primavera, además del equinoccio, es marcado también porque las gigantes ceibas en la península de Yucatán dejan escapar “bollos” de su “algodón”. Como en muchas otras especies, la seda del fruto de la ceiba es el medio por el cual se disemina la semilla, lo que le permite viajar grandes distancias.
De acuerdo con Infoagro, la fibra que produce la ceiba, conocido en otras latitudes como “palo borracho”, se utiliza en la industria textil, para rellenar almohadas y como aislamiento térmico, en tanto que de las semillas se puede extraer el aceite.
Según los datos obtenidos, la fibra de la ceiba es seis veces más liviana que el algodón y que el corcho y en el agua resiste pesos de 20 a 30 veces mayores al suyo, y esto lo hace útil en la industria de construcción de salvavidas y boyas en algunos países.
También es un buen material aislante, apto para relleno de gabinetes de heladeras, tabiques, antirruido, cascos o sombreros.
Aunque es difícil de hilar, puede mezclarse con lana, seda natural, lino o algodón. Puede reemplazar a la lana, crin y plumas en relleno de almohadas y colchones.
En cuanto a las semillas, poseen un aceite de tipo semisecante, apto para consumo humano y para saponificación, es decir, fabricación de jabones.
En algunos países de Centroamérica y Sudamérica la fibra de la ceiba encuentra muchas utilidades, desde la elaboración de prendas de vestir hasta la fabricación de almohadas y de salvavidas, pasando por la fabricación de peluches orgánicos.
